El Preolímpico de Tandil

Contrariamente a lo sucedido con la mayoría de sus actuales compañeros en la selección peruana de mayores, Juan Jayo no tuvo la oportunidad de integrar ningún seleccionado en las categorías inferiores. Durante sus primeros años en el fútbol, el actual jugador del Unión argentino se desempeñó como delantero, de forma que no fue muy tomado en cuenta por los técnicos de las selecciones de menores en ese entonces. A pesar de que destacaba en las juveniles de Alianza Lima y constantemente convertía goles, su baja estatura y su escasa contextura física representaban factores que le impedían ser convocado. Todo ello cambió cuando Juan José se convirtió en volante de contención, un puesto que, sin duda, está hecho a su medida.

La única experiencia que Jayo tuvo con una selección que no fuese la mayor se dio en 1996, cuando formó parte del equipo Sub-23 que participó en el torneo Preolímpico de Argentina, clasificatorio para los Juegos de Atlanta. Para ese momento él ya era una pieza clave en Alianza Lima, y tenía asegurado un sitio en el mediocampo titular para el Sudamericano. Sin embargo, ocurrió lo imprevisible. En el último partido amistoso de la etapa preparatoria, ante Chile en Santiago, Juan fue expulsado junto a otros dos compañeros. En una decisión insólita, el árbitro de aquel encuentro redactó un informe lapidario para los tres jugadores peruanos, lo cual desembocó en una sanción muy severa: suspendidos los tres primeros partidos del Preolímpico. Perú cumplió una actuación muy discreta en aquel campeonato y fue eliminado en primera fase. Juan José Jayo sólo pudo actuar en el último partido ante Bolivia, que terminó con victoria peruana de 2-1 (a la postre la única en el torneo).

Derecho de piso

La Copa América de 1995 en Uruguay significó la primera competencia internacional en la que Juan José participó con la selección de mayores. Era el equipo dirigido por Miguel Company, que había despertado ciertas esperanzas en los hinchas peruanos a raíz de los buenos resultados que cosechó en los partidos amistosos previos. Jayo, con sus 22 años, tenía por delante a jugadores de gran experiencia como “Chemo” del Solar y José Carranza, lo cual hizo que solamente alternara en algunos amistosos de preparación. Finalmente no pudo jugar ni un minuto en la justa uruguaya, pero aquella fue una experiencia que le valió mucho para el futuro inmediato, que se le presentaría mucho más generoso.

El fracaso de Perú en Uruguay obligó a Company a dejar su cargo, siendo nombrado en su reemplazo Juan Carlos Oblitas. Ahora el gran reto era clasificar al Mundial de Francia ’98, tarea muy difícil teniendo en cuenta los muy malos antecedentes con que venía precedido el fútbol peruano. Si bien el técnico apostó por una columna vertebral formada por hombres con cierta experiencia (Roberto Palacios, Flavio Maestri, Percy Olivares, Juan Reynoso, etc.), también nutrió al equipo con un contingente de jugadores provenientes de la selección Sub-23 que recientemente había participado en el Preolímpico de Argentina. Juan Jayo era uno de ellos, y su debut en la era Oblitas se produjo el 7 de marzo de 1996, en un amistoso ante Bolivia en Santa Cruz de la Sierra. Su presencia para el primer partido de las Eliminatorias, el 26 de abril frente a Ecuador en Guayaquil, estaba asegurada. Lamentablemente para Perú, aquel encuentro fue un desastre (goleada de 4-1 en contra). No obstante, Jayo cumplió una aceptable actuación y fue uno de los pocos puntos rescatables del equipo.

Un reloj llamado Jayo

Juan Carlos Oblitas siempre había mostrado un aprecio muy especial por Juan José. Por ello es que, a despecho de su escasa experiencia internacional, le reservó un lugar en el once titular durante todas las Eliminatorias, las cuales duraron casi veinte meses. El mediocampista fue una de las grandes figuras de aquel equipo y, sin exagerar, todo el esquema del técnico giraba en torno a él, recuperando balones y administrando el juego en su posición de volante “ancla”. Lo cual quedó claramente evidenciado en el partido que resultó definitorio para la clasificación al Mundial, ante Chile en Santiago por la penúltima fecha. Aquel 12 de octubre de 1997 resultó una noche funesta para los blanquirrojos, que fueron apabullados 4-0 por sus vecinos del sur (con un empate Perú clasificaba). Una razón fundamental para tan discreta presentación peruana fue, sin duda, el bajo nivel que mostró Jayo en esa oportunidad. Sin embargo, al margen de esa noche negra Juan cumplió unas excelentes Eliminatorias, convirtiéndose de ahí en adelante en una pieza indispensable para cualquier Selección Peruana.

A pesar de la no clasificación a Francia, Oblitas continuó como técnico de Perú. Ahora los retos eran la Copa América de Paraguay ’99 y las Eliminatorias a Japón-Corea 2002. El popular “Ciego” mantuvo la base del equipo que había disputado el anterior proceso eliminatorio, con Juan Jayo como uno de sus puntales. De esta manera, la Selección Peruana llegaba a Paraguay rodeada de una aureola de optimismo, gracias a la experiencia acumulada y al buen juego exhibido en los últimos años. Lo que hizo que el comando técnico se fijara la meta de ubicarse entre los cuatro primeros lugares. A la hora de la verdad esto no ocurrió. Después de un comienzo muy prometedor, el equipo fue eliminado en cuartos de final por México luego de una dramática definición por penales. Jayo había sido titular en todos los partidos y, como casi siempre, su labor fue correcta. No obstante, la falta de tranquilidad para manejar resultados a favor terminó por sacar a Perú de la competencia.

Oblitas renunció a la Selección luego de este tropiezo. Luego de algunas dificultades, la Federación Peruana de Fútbol nombró a Francisco Maturana como su reemplazante. El afamado entrenador colombiano debía conducir a Perú en las Eliminatorias con una única meta: llegar a un Mundial de Fútbol después de veinte años. Ni bien llegó al país, Maturana anunció que iba a utilizar al mismo grupo de jugadores que la anterior conducción. Jayo, quien ya era una pieza insustituible en el Unión de Santa Fe argentino, gozaba de toda la confianza del nuevo técnico para las Eliminatorias.

Trabajo silencioso

Las Eliminatorias comenzaron con buen pie para Perú, con un esperanzador triunfo de local sobre Paraguay y un empate como visitante con Chile -en el que Juan Jayo anotó un golazo de media distancia- como resultados iniciales. El “Pulpo” se erigía como una de las principales figuras del equipo peruano, que parecía transformarse en un candidato de mucha fuerza para llegar a la justa asiática.

De un momento a otro, la situación cambió drásticamente para la Selección. El equipo descendió en su nivel de juego, los buenos resultados se interrumpieron y una seguidilla de derrotas marcó la prematura eliminación peruana hacia fines del 2000. Juan Jayo era uno de los pocos jugadores que mantuvo la regularidad, aunque el descalabro no pudo evitarse. Incluso, Francisco Maturana fue reemplazado por Julio César Uribe en la dirección técnica, pero la debacle parecía haber estado escrita.

Jayo siguió siendo titular inamovible durante los encuentros del 2001, que continuaron estando marcados por los malos resultados. Culminadas las Eliminatorias para el Mundial del 2002, el “Pulpo” y la mayoría de sus compañeros de la Selección Peruana aspiran a la reivindicación en la Copa América 2004 que se celebrará en nuestro país. Además, tanto su experiencia internacional como sus buenas actuaciones con Alianza Lima le han valido ser titular indiscutible en el once del técnico blanquirrojo Paulo Autuori para las eliminatorias en curso al Mundial Alemania 2006.

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